"La vida entera puede ser sugerida por el temblor de una hoja."
Federico Fellini

martes, 29 de enero de 2008

Giro de tango


En un paso de baile se anudan

la audacia como estilo
y la misericordia como pasión.
La danza me revela y se rebela
en el giro que sostiene el abrazo.
Dando vueltas alcanzo el eje
descargado en la tierra
desde el negro raso del cielo.
El giro se adelanta pulsando
yoes desvanecidos, pisadas
como teclas de un piano.
El aliento del salón de baile
es viento que amenza la torre de control,
incertidumbre del gallo
adivinando el sol en la oscuridad.
Ahora el hombre que me tuvo la mano
cuando trastabillaba en la ceguera
está despellejando el olvido
y es el mismo que arraiga
una vara de fresno
en el terraplén.

Traducción al catalán de Valencia realizada por Pere Bessó:
Giro de tango

En un pas de ball es nuguen
l'audàcia com a estil
i la misericòrdia com a passió.
La dansa em revela i es rebel·la
en el gir que sosté l'abraç.
Fent voltes ateny l'eix
descarregat en la terra
des del negre ras del cel.
El gir s'avança polsant
jos esvanits, petjades
como tecles d'un piano.
L'alé del saló de ball
és vent que amenaça la torre de control,
incertesa del gall
endivinant el sol en la foscor.
Ara l'home que em tingué la mà
quan trontollava en la ceguesa
està escorxant l'oblit
i és el mateix que arrela
una vara de freixe
en el terraplé.



Leer otros poemas del libro Pentagrama yendo a la página de la autora, Poesía y Ficción:
Poesía y Ficción/ Pentagrama

sábado, 26 de enero de 2008

Homenaje a Paulina Vinderman


Este año asistimos a un gran homenaje a la poesía. Fue el Premio Literario de la Academia Argentina
de Letras, género Poesía, 2004-2206 a la trayectoria de la poeta Paulina Vinderman y su último libro, "Hospital de veteranos". El acto se hizo en la sede de la Academia, el 22 de noviembre de 2007. Transcribo algunos párrafos de sus palabras de agradecimiento, la más apretada síntesis de la poética que la anima.Me interesa, especialmente, el punto de partida: un breve relato de su infancia. Supongo que narrar nos ayuda a entender...


"La fascinación por el lenguaje estuvo en mí desde siempre; aprendí a leer y escribir antes de la escuela y a los diez años apareció el primer poema. Niñita sabia (muchísimo más sabia de lo que soy ahora, debo confesar), supe que ésa era mi casa; no mi “carrera” ni “destino”, ni otra palabra similar. No. Mi casa. El lugar donde respirar, donde intentar comprender el mundo y al mismo tiempo zambullirme en él; el lugar donde la soledad se volviera sonora (San Juan de la Cruz dixit) y la reflexión se transformara en belleza. Un lugar de reunión, de concentración; un relámpago de percepción, dije una vez."

Seguí leyendo en...
http://www.paulinavinderman.com.ar

lunes, 21 de enero de 2008

Escribió Juan Forn...

"¿Qué traemos adentro cuando salimos de un sueño? ¿Cómo se puede prolongar ese instante en que volvemos a ser nosotros pero aún seguimos siendo parte de ese fluir, de esa deriva fraternal a falta de una palabra mejor, que caracteriza el estar en perfecto sincro con otros, como aquellos chinos haciendo tai-chi, como los lánguidos cuerpos que nadaban en mi sueño, como los integrantes de una orquesta mientras ejecutan una pieza? ¿Qué hay dentro de nosotros que reconoce tan nítidamente esa mágica hermandad con los demás, cuando aparece? ¿Y qué es exactamente lo que pasa con nosotros, que sólo somos capaces de añorar ese estado por un rato, y el resto del tiempo nos conformamos con tanto menos, nos engañamos con tanto más?"

Publicado en Página 12, 21 de enero de 2008
Para leer la nota en su totalidad, podés cliquear acá y buscarla en el índice:
http://www.otrospretextos.blogspot.com

miércoles, 16 de enero de 2008

No tengo imaginación. O no la uso...

A Dafne Casoy, joven escritora, alumna y amiga.

En un comentario que hizo al pie de la Presentación de mi Antología Personal,
Dafne pidió que contara algo sobre la escritura, según mi experiencia.
Además, Máximo Simpson, cuando leyó el cuento La suerte de la merluza,
creyó que lo había inventado a raíz de una nota periodística.
Acá les contesto...

No tengo imaginación, o no la uso, salvo cuando escribo pensando en los chicos. Publiqué en este blog el cuento La suerte de la merluza tres años después de escribirlo (ver índice). No hay casi nada inventado: conocí al marinero del cuento en un viaje a España. Aproveché la historia, por supuesto, para crear un personaje parecido a mí -la anciana-, poner algo de mi cosecha, decir lo que sentía y arrimar un poco más de énfasis a la situación desopilante que había vivido. Tal vez me inspiró lo secreto, lo prohibido y tristemente "normal" de la historia: creí que había hecho un descubrimiento y necesitaba contarlo.

Viendo en Carta Argentina (boletín virtual de gente que desconozco pero me tiene en su directorio vaya a saber por qué) el tema del despojo del mar argentino y que el asunto tiene relación directa con las revelaciones del marinero del cuento, decidí publicarlo. Las ganas de encontrar una verdad, aunque fuere una sola (y modesta) en medio de la nube de engaños que nos rodea, es lo que muchas veces me empuja a escribir. (De paso, creo que es más verdadero el cuento, de primera mano, que la noticia).

Se ve que no tengo imaginación, como dije. O que la uso solamente para escribir para chicos, para jugar con chicos, porque a ellos la verdad se les dice "de mentira".
Pero no soy una gran escritora capaz de imaginar grandes epopeyas (o chicas). ¿Cómo pudo un gigante escribir El siglo de las luces, por ejemplo? ¿O, simplemente, Rosaura a la diez?

Cierto que lo inverosímil me libera; lo imposible, más todavía. Es un juego imaginario que podría compartir con los adultos (de cualquier tamaño) pero... ¡son tan serios! No me animo. Con los chicos, sí. Nunca pude ser descaradamete inverosímil como César Aira (a veces). O valientemente libre y verdadera, como Valenzuela, que juega sin cesar (y jugando, dice).

Ahora, Dafne me instó a que escribiera sobre el escribir. ¿Qué podés decir de tu antología, por ejemplo? ¿Cómo escribiste esos poemas? ¿qué tienen que ver con tu vida? Yo quisiera intentarlo, pero lo que me sale es hablar de mi biblioteca, de la manera de contar que tienen los narradores. Nada que ver. Pero, ¿cómo explicar el impulso repentino de crear una forma, un paisaje, una voz que le asalta de vez en vez a un poeta, bueno o malo? Esos versos no tenían ninguna necesidad de aparecer, sus autores no tuvieron la culpa, algo los empujó, y ese algo puede haber sido lo que personificamos con el nombre de poesía, azar, música del mundo vivo que se hace oir de tanto en tanto, en el silencio.

Los biólogos podrían explicar la energía que alimenta el verso, quizás, porque toda la ciencia está y estuvo siempre encaminada a explicar qué cosa es la poesía, es decir, el misterio de la vida manifestándose, en este caso en el impulso de la escritura. Y la biología es la ciencia más avanzada.

Pero más allá de la ciencia, el lenguaje está ahí, disponible. Nos adueñamos de él, tenemos lenguaje y de pronto, una frase se expande en estado gratuito de libertad, suena, empujada por múltiples estremecimientos. Una energía semejante mueve al mundo, incluso en su destrucción.

Por eso, como no soy científica, voy a intentar el relato -en la próxima entrega- de cómo y en qué circuntancias escribí algunos versos (o cuentos, historietas, ensayitos, etc.) ya que no puedo decir por qué. Y estoy aprovechando este diario compartido para hacerlo.

lunes, 14 de enero de 2008

La suerte de la merluza

"El gobierno redujo la captura de merluza en 70.000 toneladas, lo que da un promedio de muy pocos viajes al año para la flota pesquera nacional. Ejemplo de una política demencial es permitir a los buques ilegales vaciar el mar argentino. En el 2004 cuando esto último no ocurría en parte, la captura máxima del stock sur fue de 330 mil toneladas y hoy apenas alcanza las 207 mil toneladas. Es decir, se redujo 37 por ciento en cuatro años. "



La suerte de la merluza
un cuento de Hebe Solves
Dibujo a pluma del artista Héctor Giuffré

Hay cuatro clases de buques y Rubén ha trabajado en todos. Salió de Córdoba a los dieciséis años y fue a Madryn, un puerto del sur. Ahí se embarcó por primera vez y, desde entonces hasta ahora, no ha parado. Siempre entre hombres es la vida del mar, dice. Pero hace poco, cuando se fueron ocho de los treinta de a bordo en el buque en el que trabajaba, contrataron en su lugar a ocho mujeres que limpian, cocinan y lo que quieran hacer, eso va de cada uno. En cambio, en puerto Rubén tiene dos esposas, y muchas otras mujeres dispersas por el mundo, que ha olvidado. Una de las esposas vive en Chipre, y la otra en Buenos Aires. Son su familia, más una hija griega y tres argentinos. Todos ellos reciben, desde que nacieron, la contribución mensual que envía el padre, al que ven muy pero muy de tanto en tanto.
Rubén viene de hablar por teléfono con la esposa de Buenos Aires que es nacida en la provincia de Córdoba, igual que él, en el mismo barrio de Alberdi donde corre un hilo de agua por el canal, allí donde de chico, el marinero echaba barcos de papel a correr tremendas aventuras, y donde se bañaba con la primera novia. Fue una conversación breve: el marinero ha sido atrapado con su barco en las cercanías de Montevideo y, como las autoridades comprobaron que los papeles del buque no estaban en regla y la carga era fraudulenta, lo requisaron. La empresa dispuso enviar al personal, por avión, hasta Madrid y de ahí a San Petersburgo, donde él y su grupo embarcarán de nuevo quien sabe en que otro barco pirata, a terminar el contrato.
Con Rubén viaja, en el mismo avión, el gerente administrativo, muchacho pulcro de origen chileno, con anteojitos y...

Para seguir leyendo el cuento, cliqueá acá...

viernes, 11 de enero de 2008

Presentación de la Antología Personal

La presentación de mi Antología Personal (1966/2006) fue el 29 de octubre pasado, en la Biblioteca Nacional. Estuvo a cargo del poeta Santiago Sylvester, que definió la obra como "poesía de pensamiento". Leí poemas de diferentes épocas e hice una lectura improvisada de fragmentos del poema La vecina del río, que dediqué a la pintora Viky Linares.

Viky vive cerca de lo que queda de El Ancla, ex-balneario de Vicente López, en los alrededores de Buenos Aires. En otros tiempos, el Ancla fue una especie de foro o asamblea de artistas, existencialistas de ambos géneros, rebeldes, revolucionarios, patovicas, filósofos, deportistas, iniciados en el amor libre, vagos, vecinos, gente de cine, modelos, estudiantes, anarquistas y niños y niñas de todas las edades.

El día de la presentación, Viky trajo flores de su jardín. Soy tímida, estaba conmovida (flores, hay flores silvestres, todavía), y casi cantaba. ¿O leía? No sé, pero me sentí una cantante lírica. Mejor aún: de tango, a lo Rosita Quiroga. Pero es verdad lo que dice Santiago: soy una mujer que piensa, reflexiona... ¿un oximoron, diría más de uno? Lo cierto es que para el escenario me faltó percha y, para la vida doméstica, docilidad. Y escribo como si cantara o bailara y pienso, como si estuviera cocinando el mundo en un fueguito de leña.

Y acá está mi último libro, gracias a Mariano Cornejo, artista generoso, lector sostenido y mecenas; a Santiago Sylvester, que dirige la colección del Pez Náufrago, de Ediciones del Dock y me apoyó en la selección de los poemas con su lectura lúcida y certera; al editor, Carlos Pereiro, que lo distribuye en liberías adictas; a María Victoria Suárez, poeta y autora de la carta entrañable del final; a Néstor Groppa, que escribió un bello prólogo donde habla de la poesía como sólo él sabe hacerlo; a Antonio Requeni, que ya no cree en la poesía -dice- y sin embargo...; a toda la gente que inspiró los poemas, para bien y para mal, y a este rincón del mundo donde vivimos -según dice María Victoria- otro río de Heráclito que, en vez de ir todo el tiempo hacia adelante, va y viene, va y viene.